Sobre un fondo amarillo se desarrolla un discurso de escenas del Quijote, en base a la cuerda seca, de claro origen sevillano. Aparece, como fuera de contexto, un pequeño azulejo de una mujer de los años 20, idéntico a alguno de las fuentes clásicas del Parque de Málaga. Sin duda, una genialidad que habla del buen gusto de los primeros propietarios del edificio, y que debería estar indicado en la puerta para ser poder visitado en un horario concreto, más aún al estar en plena ruta picassina.
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