Aunque hay que reconocer la pulcritud y fácil lectura del nuevo rótulo del Ateneo, considero que el mismo hubiese sido más propio, utilizando las típicas letras del antiguo nomenclátor de Málaga, como es el caso de las cercanas letras de calle Compañía. Más aún, en un edificio antiguo y protegido, donde el metal chirría en demasía. Seguro que esta reflexión, con espíritu crítico constructivo, es leída por los responsables del Ateneo, y quizá reconsideran la iniciativa.
Letras metálicas hay en cualquier ciudad europea. El típico modelo malagueño es exclusivo nuestro y es una seña de identidad.
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