Ejemplo de la dejadez y la desidia que a veces impera en Málaga. De entrada, tirón de orejas a la Orden Religiosa de las Esclavas, que es propietaria del templo, al propio Obispado por permitir este símbolo de decadencia, y al propio ayuntamiento que debería cuidar todos los rincones del centro de la ciudad, en busca de una ciudad amable y turística. Que cada palo aguante su vela. Por lo menos ya han quitado los contenedores de basura de delante de este espacio de culto popular, y está limpio de pintadas a día de hoy
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