Mosaico 165. Ntra. Sra. de la Caridad. Calle Chaves.

DEL LIBRO "MARIA EN LOS RETABLOS CERÁMICOS DE MÁLAGA".

Por otro lado, en el primer trabajo ya se hizo mención a los dos azulejos de Daniel García para la hermandad del Amor y la Caridad, sitos en las inmediaciones del Santuario de la Victoria, en los que se relata el Stabat Mater de su grupo escultórico. Además, un tercer vidriado de este artista se centra en la cotitular mariana, Nuestra Señora de la Caridad, y así un enorme mural esmaltado de 1,05 x 1,80 m, sorprende al viandante en la calle Chaves sobre el paramento del Centro de día Francisco García Lozano, siendo por ahora el único mural vidriado protagonizado por esta personal Dolorosa que gubiara Francisco Buiza en 1948, ya que ni en el Santuario ni en su casa hermandad hay espacio para ello. El motivo de dicho mosaico se debe a que la fraternidad tiene una estrecha vinculación con la asociación de mayores, que suelen estar presentes en los principales actos cofrades. De hecho, tienen instituido un premio taurino al mejor subalterno de la Feria de Málaga, y cada año regalan por tal motivo un capote de paseo con la efigie de la Virgen de la Caridad.

El lienzo vidriado fue bendecido en la tarde del Viernes de Dolores de 2010, coincidiendo con el traslado de la efigie mariana desde su sede canónica hasta su casa hermandad. La obra está enmarcada en un disimulado bastidor y destaca tanto por la armonía del conjunto como por el ejercicio técnico de recreación de los bordados y del fondo geométrico adamascado de líneas clásicas. La Señora ofrece su mano derecha para ser besada entre un laberinto de hilos de oro, que difieren en su técnica entre la saya blanca y el manto negro.

 La guirnalda decorativa se fusiona con el trabajo de las agujas en una configuración triangular que deja espacio en las losetas superiores, en un juego visual del círculo del resplandor de la corona y la decoración del fondo. El autor se excede en la modestia de la rúbrica, que pasa casi desapercibida, dejando en una pieza exenta el nombre de la advocación, así como el tradicional Ubi Caritas. Comenta el propio pintor como se trata de una obra inconclusa, ya que el proyecto inicial incluye tejaroz y faroles, así como un retablo gemelo con la efigie del Crucificado en la fachada contigua del edificio.