La tienda, ahora un local abandonado lleno de grafitis, incluia dos murales vidriados del horno de Pablo Romero, que presentamos juntos. El más original es un friso, rematado por un medio punto, que en base al azul cobalto sobre fondo blanco incluye la palabra Almazul en elegantes letrás minúsculas, a modo de rúbrica. El tamaño aproximado es de 150 x 45 cm.
El segundo rótulo alude a la especificación del negocio como de Artesanía andaluza, repitiendo el formato anterior, pero en letras mayúsculas, en una sola hilera de azulejos de 15 x 15 cm.
Es de esperar que estos murales no desaparezcan en la reforma que esperemos alguna vez tenga este local, en especial el mosaico que va sobre bastidor metálico. Tiempo al tiempo.
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