A
las puertas de la antigua casa hermandad se expone un segundo mural. Se trata
de un conjunto de los dos titulares realizado a primero de los años noventa por
Javier Postigo Romero, ceramista con taller propio en el Rincón de la Victoria,
pero de escasa producción en la ciudad. La pieza es de grandes proporciones, un
rectángulo apaisado de más de cuatro metros cuadrados, que casi adquiere la
forma cuadrada con la inclusión de pináculos y el escudo corporativo. En
él destaca el aspecto arquitectónico, que logra gran profundidad en las simuladas
hornacinas que cobijan los azulejos de las imágenes. En los tres pilares
no faltan sus basamentos, fustes y capitales, en un claro guiño al estilo
corintio. Además, se observa cómo la pared del templo fue adaptada para una
mejor adherencia a la azulejería, aunque por contra el tejaroz es escueto y sin
ningún tipo de adorno, tal vez para no complicar en demasía la angosta salida
de los tronos cada Jueves Santo. Los faroles, asimismo desmerecen del
conjunto, siendo unas piezas que pueden adquirirse en cualquier comercio
de bricolaje, hecho que lamentamos al recordar una añorada tienda de forja muy
próxima a este templo, derruida por la edificación del actual edificio
municipal, junto a calle la Serna.
Centrándonos
en el desarrollo de los iconos protagonistas, el Nazareno de la Misericordia y
la Virgen del Gran Poder, hay que reconocer el buen hacer de este artista al
conseguir unos semblantes fieles pero no fotográficos, donde el Chiquito figura ataviado con la túnica
blanca, a la usanza de décadas pasadas por influencia estética de Jesús Cautivo.
Postigo difiere de otros artistas
locales, ya que sugiere una pincelada suelta y valiente de cierta similitud con
la del maestro Julio Hernández en el impresionante conjunto de la Basílica del
Paso y la Esperanza.
No busca artificios, sino que conjuga la arquitectura
celeste y verdosa con los tonos ocres del halo luminoso que emanan de las
imágenes, y luego entra en matices en el elegante trabajo de facciones y manos,
o en el dorado de los metales. Se trata
de un mural peculiar, sin parangón en su estética, todo un clásico de la zona
del Perchel, pese a sus escasas tres décadas de historia. Por ello, hay que
reconocer el acierto de los directivos del momento por optar por un artista de notable
calidad, que deja el listón muy alto ante los futuros mosaicos que seguro
decorarán la nueva casa hermandad de esta popular corporación, en el lado norte
del templo carmelita.
DEL LIBRO MARIA EN LOS RETABLOS CERÁMICOS DE MALAGA
La
línea de escasez cerámica mariana de tan importante jornada procesional
continúa con Ntra. Sra.del Gran Poder,
de la que a fecha de hoy sólo constan dos trabajos en azulejos.
El
primero de ellos ya fue referenciado en el primer estudio. El ceramista
afincado en el Rincón de la Victoria, Javier Postigo Romero, realiza en la
década de los noventa del siglo pasado un mural arquitectónico de 1,80 x 1,70 m
aproximadamente, para el paramento sur de la iglesia del Carmen. En el retablo, de marcada intención
arquitectónica, se otorga gran importancia a la rotulación de las advocaciones,
y en el caso mariano sugiere una visión lateral de la Dolorosa, que se ve
afectada en el rostro por la red nodular de losetas.
El
pintor se ratifica como un maestro del retrato y las perspectivas, sugiriendo
puntos de fuga comunes de la cruz y el manto, recreándose, asimismo, en la
ejecución del ajuar de la efigie. Colores pastel configuran una estampa de acertada
iluminación, ya que desde la divinidad regia emana un resplandor a todos los
rincones del cuadro. Por otro lado, la sensación de levedad de los encajes
contrasta con la pesadez de los bordados, con una primorosa ejecución de las
mangas. Sin duda, se puede afirmar que Postigo es un pintor a descubrir por las
cofradías malagueñas, ya que por desgracia esta obra de juventud es su única
propuesta local, frente a su amplia nómina de producción en distintas temáticas
y técnicas por toda la provincia.
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