DEL LIBRO MARÍA EN LOS RETABLOS CERÁMICOS DE MÁLAGA.
Por otro lado, en solo dos murales la
Virgen de la Trinidad es exclusiva protagonista, independizándose del fuerte
influjo devocional del Cautivo. El primero mosaico radica a la entrada del
barrio si se accede por el Puente de la Aurora. Casi frente a la casa hermandad
de la Salud surge una estampa vidriada de la Virgen, vestida con sus mejores
galas, de manera similar a su Coronación Canónica. Un grupo de portadores de la
mesa del trono deciden erigir este retablo, que fue bendecido
el Sábado de Pasión de 2005, aunando así más los lazos de relación y amistad
entre ellos. El lienzo lleva la firma de Pablo Romero, e incluye una simulada
repisa semicircular invertida con la leyenda Trinidad a tus pies. El trabajo
sugiere la típica fotografía cerámica que tanto gusta a los cofrades, y desarrolla
un engranaje de bordados de diversas
técnicas, que dejan atisbar el terciopelo del manto o la saya. La expresión del rostro es excelente y la
ejecución de la corona, dificil de mejorar. La Virgen juega con las cuentas de
sus rosarios, que parecen mecerse como en el trono, a lo que se añade el toque
de pigmentos azules y rojos del escudo trinitario en los picos de la toca.
No obstante, una vez más se ratifica
la importancia de cuidar los detalles accesorios a un mural, más aún cuando se
trata de una pieza valiosa. Aunque el paramento escogido es correcto y
atractivo al viandante, el conjunto queda ahogado por dos faroles impropios,
más cercanos a una procesión castellana, y sobre todo el mural sufre el acoso
de un tejaroz a una sola agua que rompe la armonía pretendida. Por ello, los
promotores de esta pieza tal vez deberían de replantearse su sustitución, ya
que oscurece en demasía el azulejo y le provoca sombras y brillos que
dificultan la perfecta visión de todos sus matices.
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