El pasado junio se desprendió y destruyó de manera fortuita, el retablo cerámico de la Virgen de la Esperanza sito a la altura del nº 85 de la popular calle Carretería. Justo en la primera planta de la casa del cofrade y ceramófilo Antonio Cáceres, lucía un mural de los hornos de Santa Ana, obra de juventud del pintor Patricio Zabala.
Su propietario se puso manos a la obra para encargar lo más rápidamente posible una reproducción del mismo, acudiendo en este caso al taller local de Pablo Romero, que ha recreado y mejorado la propuesta inicial, manteniendo el diseño y tamaño del mismo.
En la mañana del domingo 16 de marzo acababa el albañil de adosar y lechear los azulejos que ya lucen en todo su esplendor, esperando el paso de las procesiones de la ciudad, ya que el enclave es cita obligada de la saeta que cada Domingo de Ramos se le canta a la Virgen del Amparo y días más tarde la Virgen de la Esperanza se enmarcará en el mosaico que representa su trono.
Sin duda, Romero ha sabido representar en un reducido espacio vidriado la majestuosidad del trono malagueño, y cuida al máximo los detalles de los óvalos, en la que aparecen los titulares de la corporación, el Niño Jesús, los músicos, los nazarenos y un hombre de trono, en concreto su hijo. Hay que felicitar a Antonio, por su iniciativa, ya que es una forma de venerar a la Madre de Dios y hacer ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario