Hay que agradecer a Pablo la celeridad con la que hizo este trabajo, demostrándonos su dominio de la caligrafía y de los detalles, como las palabras que se inician con una letra en color rojo y el aprovechamiento del espacio, donde se añaden los escudos del Año Jubilar (2000) y del Año de la Fe (2013), fecha en la que fue colocado este mural.
Cómo no, hay que dar las gracias al empresario y ceramófilo Antonio Montesinos, por las facilidades para la colocación del azulejo (que se adosa en un bastidor metálico) en una pared de su propiedad, y asimismo a la cofradía de Dolores del Puente, personificado en su hermano mayor Antonio Jódar, que recibió de sumo agrado esta iniciativa y participó en la colocación del mismo.
El mural fue recogido del taller de Pablo y con posterioridad expuesto durante la Cuaresma de 2013 en un comercio de ropa de calle Calderería (al que también hay que darle las gracias) junto a una decoración nazarena, de la primicia de las túnicas del grupo cofrade de Gamarra.
Queda pendiente la segunda parte del homenaje vidriado a Jesús, que con su espíritu crítico seguro que habría encontrado algún matiz mejorable en este mural, con la realización y colocación de un segundo trozo de su pregón en alguna calle del dédalo del Perchel norte. Todo llegará.
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