En la calle Huerto del Conde, en el barrio de Lagunillas, había una vez una pared sin ninguna pretensión, servía para tapar las vergüenzas de un barrio en semidestrucción, aprovechado por algún recomendado que mete su coche hasta con toldo para evitar los rayos del astro rey.
Un buen día un gran artista, dibujante, pensador… Un regalo de personaje y lujo de persona, se le ocurrió, inspirado por nuestro vecino Vicente Alexandre, unir sus palab...ras y expresar con su arte en esa pared cochambrosa, una escena de amor a la vida sellada con un beso, y se llamó...
La esquina de los besos.
Fueron días de auténtico protagonismo, fueron días de repetición de instantáneas con besos, envío de besos, con deseo de besos, en definitiva ganas de demostrar amor.
Lagunillas que siempre ha sido “illa” no entendió, un barrio polivalente ciudadano no comprendió y volvió al ombligo de las ideas de exclusivo parecer, corrigió al poeta y mancilló al artista.
Convirtió la pared carroza de gestos, en calabaza intransigente; como Cenicienta volvió a sus labores y ahí quedó. Solo espero que esta pared, zapato de cristal, encuentre su príncipe para liberarla de tanta opresión de ideas...
Y colorín colorado la pared pintorreada ha quedado.
Un buen día un gran artista, dibujante, pensador… Un regalo de personaje y lujo de persona, se le ocurrió, inspirado por nuestro vecino Vicente Alexandre, unir sus palab...ras y expresar con su arte en esa pared cochambrosa, una escena de amor a la vida sellada con un beso, y se llamó...
La esquina de los besos.
Fueron días de auténtico protagonismo, fueron días de repetición de instantáneas con besos, envío de besos, con deseo de besos, en definitiva ganas de demostrar amor.
Lagunillas que siempre ha sido “illa” no entendió, un barrio polivalente ciudadano no comprendió y volvió al ombligo de las ideas de exclusivo parecer, corrigió al poeta y mancilló al artista.
Convirtió la pared carroza de gestos, en calabaza intransigente; como Cenicienta volvió a sus labores y ahí quedó. Solo espero que esta pared, zapato de cristal, encuentre su príncipe para liberarla de tanta opresión de ideas...
Y colorín colorado la pared pintorreada ha quedado.
Texto de Francisco Javier Jurado, Coco
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