La esencia callejera de las
imágenes de la cofradía del Rescate influye en las escasas referencias
vidriadas de las mismas. El cofrade Pepe Gil aporta una fotografía del mosaico
que presidía la antigua casa hermandad de la corporación en calle Agua. Esta
pieza se encuentra actualmente guardada pese a su valor, ya que es un trabajo
original de 1979 del alfar de Juan Ruiz de Luna. El mural supera la típica disposición de la
cerámica devocional, convirtiéndose en un rótulo casi a modo publicitario, que
nos anuncia el título de la hermandad en toda su extensión.
Las imágenes de Castillo
Lastrucci aparecen asomadas a un simbólico balcón sobre un fondo blanco y
nuboso. La originalidad del retablo radica en su diseño,
ya que combina ángulos con medios puntos
para formar una pirámide truncada. Las imágenes y el rótulo vienen enmarcados
por una cenefa anaranjada, que en la parte superior viene decorada con motivos
vegetales y frutales, tan del gusto de este taller, pero esta tendencia se
simplifica en pequeños ramilletes a mitad de la pieza, por no recargar en
demasía el mural. La efigie de María
Santísima de Gracia recuerda su estampa previa a la restauración de Álvarez
Duarte, con terno marrón y manto blanco y tirante que le resbala por los
hombros.
La dualidad heráldica que
repite el anagrama de la corporación es muy peculiar así como los inmensos
faroles que junto al tejaroz geométrico
a tres aguas, proporcionaban a todo el mural una forma casi cuadrada. Como se refería en el primer volumen, esta
pieza debería exponerse y recuperarse para ser disfrutada por nuevas
generaciones de cofrades, así como muestra de homenaje al maestro Juan Ruiz de
Luna, alma inquieta e innovadora en el campo cerámico como confirma este vidriado
de difícil catalogación.
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