Se trata de una obra sorprendente, en cuya parte central aparece un primerísimo primer plano del Cristo de Buiza en técnica de azulejo plano, la cual va rodeada de una decoración de flores en cuerda seca y figuras geométricas que se salen del discurso barroco habitual de las cofradías.
Sin duda, un trabajo muy personal, propio para interior y que nos habla de los múltiples recursos de esta artista polifacética.
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