El tercer mosaico de
esta corporación incluye una serie de anécdotas dignas de recordar. La
negociación más intensa y complicada fue la que desencadenó el encargo de este
mural, que se encuentra en la calle
Realenga de San Luis, en el lateral sur del populoso barrio de la Paz, zona por
donde también discurre la procesión de la Virgen. Se estableció comunicación
con Tabacalera Málaga, que delegó en la Fundación Altadis, en Madrid. A esta
entidad se le envió el diseño propuesto, como todos los demás del mismo autor, así como presupuesto de la obra firmado por
Cerámicas Santa Ana. Era intención que en este retablo la Virgen
fuese vestida de Reina, con corona y terno
bordado. La presea es la propia de la bendición de la Dolorosa, pero tanto la saya
como el manto son una recreación, basados en los diseños que la fraternidad
poseía para tal efecto, ya que por entonces la imagen apenas contaba con
ninguna pieza bordada relevante en hilo de oro, y la primera saya se estrenó en
2007, coincidiendo con su X Aniversario
Además en el dibujo figura la jábega
ejecutada en plata de ley, que fue donada por la orfebrería madrileña
Sezar, que incluye como matricula del barco la fecha de bendición de la imagen,
29 de noviembre de 1997, primer domingo del Adviento de aquel año.
El diseño muestra una
elaborada cenefa inspirada en los azulejos vidriados que decoran las pilastras
y dinteles de la fábrica del tabaco de Málaga. Así coloca sendos candelieris de ornamentación vegetal y
geométrica, que van a servir de enmarque a la Dolorosa. En el mismo
dibujo, el diseñador coloreó un fragmento del mencionado exorno, que seguiría
los tonos propios del color característico de la hermandad para que a Zabala le
sirviese de referencia. A su vez en el diseño se dibujó la imagen de la Virgen
ataviada de Reina, tomándose el
modelo fotográfico que Antonio Pino realizó para el cartel de la corporación
del año 1998. Así pues, De los Reyes ofreció al ceramista la composición
completa de la obra sobre papel para que éste plasmase la idea lo mejor
posible.
Zabala realizó una magnífica obra, en la que presenta a una Virgen más
dolorosa y adulta. Destaca
sobremanera la genialidad del cielo, que aparece oscuro como la pena de la
Virgen, pero con ciertos destellos de luz. Así, la imagen queda alumbrada de
forma sobrenatural con un foco cenital, sombreando la frente y cuello. También
es reseñable la perfección de las manos que parece que acunan la barquita entre
sus dedos.
La nota urbana de la fábrica de Tabacalera está perfectamente conseguida
con los peculiares pabellones de regusto neorregionalista, matizados por el sólido
enrejado del edificio. No obstante, la sorpresa fue mayúscula al comprobar cómo
la cenefa decorativa, presenta en la parte inferior izquierda el contorno más
remarcado que el resto, pareciendo como si no hubiese dado tiempo a su
conclusión antes de ser horneada bien por un olvido o bien por considerar que
era demasiado el trabajo. No obstante, se decidió aceptar los azulejos vista la
genialidad de la definición de la Virgen.
El mosaico se bendijo en la
capilla de la Virgen el Miércoles de Ceniza de 2002, coincidiendo con la presentación del tradicional
cartel de Cuaresma. Días después la pieza volvió a viajar a Sevilla para
participar en una muestra de artesanía cofrade Munarco, junto a la jábega
en plata de ley y los hábitos nazarenos. El mosaico siguió siendo viajero ya
que tras su periplo sevillano regresó
a Málaga para ser expuesto en un escaparate de una entidad financiera de calle
Marqués de Larios, para ser retirado y guardado justo antes de Semana Santa.
Aquel gesto fue todo un símbolo de cómo las cofradías de barrios lejanos pueden
bajar al centro de la ciudad.
A pesar de la belleza del retablo,
surgieron problemas para su ubicación callejera, y como en muchos momentos
históricos de la hermandad, la Providencia tuvo un claro protagonismo. Se
intentó su colocación en un paramento de la avenida de la Paloma, justo al lado
de la fábrica de tabacos. El deseo fue fallido ya que los propietarios quedaron
atónitos al escuchar la sugerencia de
que su pared exterior cobijara a la Virgen Mediadora. El esposo afirmó rotundo
que no quería saber nada de santos,
respuesta aderezada con la dosis de incultura que acarrea la desacralización,
por la falta de aprecio al fenómeno religioso de parte de la sociedad.
La segunda opción fue en el interior del Parque del Oeste. Con el
presidente del Patronato del Parque, Miguel Otamendi, se mantenía cierta
relación, ya se solicitaba anualmente permiso de paso de la comitiva por el
recinto. A este responsable, aficionado a temas artísticos, le pareció una gran
idea la del mural, más aún cuando no le suponía ningún coste añadido, pero
estudiando diversas opciones se comprobó que el marco era demasiado grande para
el lugar elegido, además de que incluia alusiones a otra Fundación.
La tercera opción fue la
de la fachada del centro social Girón-Delicias, pero el presidente de la
Asociación de Vecinos se negó a permitir que un azulejo de carácter religioso
se ubicara allí, dando las espaldas a lo que ya se había convertido en un
referente para gran parte de sus convecinos.
Y así se llegó a la
cuarta opción de este periplo. Se buscó un lienzo diáfano de pared en el barrio
de la Paz, entorno urbano de importancia por donde también transita la fraternidad.
Se eligió un paramento de ladrillo visto sobre el nomenclátor de la calle
Realenga de San Luis. Vistas las
negativas previas se actuó con cautela, y en primer lugar se dialogó con el
propietario del bar Tapería de Tía María, al que le pareció una buena sugerencia,
una vez visto que no tenía que desembolsar nada y que podría servir para distinguir
su negocio. Además, el mural encantó entre los vecinos, aunque hubo algunas
vicisitudes y se necesitó de la participación de los Servicios Operativos del
Ayuntamiento para su compleja colocación.
Además se adhirieron dos pequeños azulejos que aluden al patrocinio de la
Fundación Altadis, y que junto al rótulo de la calle logran un conjunto
armonioso. La idea del texto del patrocinador externo surgió al ver que en el
primer mosaico quedaba muy forzada la leyenda. Finalmente la Providencia ha
querido que la Virgen Mediadora esté siempre a la contemplación en este rincón,
siendo una de las mejores obras de Patricio Zabala para Málaga, a una altura
óptima para una mejor visualización de los viandantes.
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