La escena representa a Fray Lepoldo en compañía de un niño. El santo, ataviado con sus hábitos capuchinos, con su gran rosario y el zurrón, todo humildad, y el niño, que reposa su cabeza en el hábito, es abrazado con cariño.
El retablo tiene un tamaño de 45 x 60 cm, a partir de un contrapicado de los personajes y un fondo degradado del cielo. La firma, escueta, en el margen inferior derecho.
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