La euforia que desencadenó esta bendición se vió aumentada con el
visto bueno de la Obra Socio Cultural de Unicaja para la financiación de un
segundo azulejo, como respuesta positiva a las decenas de cartas enviadas con
peticiones de mecenazgo. En este caso se decidió ubicarlo en la fachada de la
parroquia, justo frente a una pequeña puerta enrejada, para poder ser visto
desde el exterior. De los Reyes sugiere
un diseño distinto al anterior, con un plano más cercano de la Virgen, en el
que torna el predominio de los azules por un cromatismo de dorados y turquesas,
con un toque floral de azucenas blancas, todo ello enmarcado por una guardilla
verde oscuro.
La Asociación de Fieles pensó que este mosaico
representara un primer plano de su titular, donde sólo destacara la belleza
formal de su rostro sin ningún detalle de su fisonomía, como las coloquiales
manos o los elementos que porta, como la corona o la propia jábega. Sólo la
cara de la Virgen sería suficiente. Y como si de un estandarte malagueño se
tratara, su rostro anuncia, enmarcado en blondas abocetadas como las olas del
mar, la imagen mariana que recibe culto en el interior del templo. No se
escapan unos pequeños apuntes: el broche oro con su nombre y el pectoral de
jazmines, que al igual que las azucenas enmarcadas en la cenefa, redundan en la
idea de la pureza de María. Esta orla se compone de elementos vegetales
dispuestos a candelieri, destacando
las mencionadas ánforas de azucenas.
La bendición se hizo
coincidir con la celebración del Año Jubilar decretado por el Santo Padre Juan Pablo II en
2000, por lo que en la parte superior figura el logotipo de tal celebración,
que incluye a cinco palomas coloreadas relativas a todos los continentes, sobre
un campo celeste que alude a la humanidad. Además, una gran cruz centra la
composición como símbolo de Redención, al igual que reza el lema Jesucristo, ayer hoy y siempre.
Curiosamente, este
azulejo presenta una rotura y ha perdido parte del esmaltado, dejando visible
el bizcocho. Toda la pieza se enmarca
por dos elegantes cordones plateados, y asimismo en la parte inferior una
tarjeta homenajea al párroco del Ave María, figura clave en el devenir de la
corporación, que bendijo a la Virgen al inicio del Adviento de 1997. Dos
apuntes de genialidad del oficio de Zabala son los matices azulados de las
pestañas y los pelos sueltos que desde la cabellera atraviesan las cejas y los
párpados, al igual que ocurre en la foto original.
El mosaico está catalogado en la web cerámica con la referencia http://www.retabloceramico.net/1227.htm
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