DEL LIBRO "MARÍA EN LOS RETABLOS CERÁMICOS DE MÁLAGA"
En dos ocasiones la devoción
familiar a la Virgen se comparte con los vecinos en murales con proyección a la
vía pública, aunque según algunos hornos
les consta haber realizado varias piezas particulares de las que aún no constan
referencias. Sendos esmaltes llenos de encanto y antigua datación son los sitos
en la calle Emilio Thuiller nº 85, en la zona de Ciudad Jardín, y asimismo el
que decora la fachada de una vivienda en el pasaje Antonio Barceló Madueño nº 2,
en el barrio de Pedregalejo.
En el primer caso, la familia
de Villa Zamarrilla se siente
orgullosa de custodiar un encantador azulejo sevillano de mitad del siglo pasado, con firma ilegible
aunque atribuible a algún horno de Triana.
Una sola loseta de de 13 x 27 cm cobija una añeja estampa de la Virgen
de la Amargura a partir de una fotografía devocional de la época que interpreta
de manera creativa a la Madre, con el
típico sello de los arreglos de posguerra. La precariedad de la fraternidad se
atisba en el ajuar de la imagen, incidiendo en su cariz devocional. El fondo amarillo claro refuerza la presencia
de la corona y juega con las bases y capiteles de las columnas salomónicas, que
configuran un molde seriado de catálogo que incluye tejaroz y repisa. El
resultado final del conjunto es plausible, más aún por haber sobrevivido tras
las obras de restauración de la vivienda. El fondo bermejo del paramento de la
casa, ayuda a resaltar este pequeño mosaico iluminado por dos minúsculos
faroles, que viene complementado con un buzón cerámico del taller de Alicia
Guerrero.
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