En dos ocasiones la devoción
familiar a la Virgen se comparte con los vecinos en murales con proyección a la
vía pública, aunque según algunos hornos
les consta haber realizado varias piezas particulares de las que aún no constan
referencias. Sendos esmaltes llenos de encanto y antigua datación son los sitos
en la calle Emilio Thuiller nº 85, en la zona de Ciudad Jardín, y asimismo el
que decora la fachada de una vivienda en el pasaje Antonio Barceló Madueño nº 2,
en el barrio de Pedregalejo.
El segundo retablo vidriado se
halla en la antigua residencia de la poetisa y camarera de la Virgen, Maruja
Montañez. Se basa en una antigua instantánea del fotógrafo malagueño Zubillaga,
interpretada por el pintor Manuel Romero del taller de Mensaque Rodríguez y Cia.
Así se logra una pieza exclusiva a partir de un contrapicado que realza el
gesto de mirada implorante. Es el habitual cuadrito de tres piezas
rectangulares que alivia la red nodular, con una escueta orla en tonos azules y
verdes que enmarca un primer plano y un sabio desarrollo de los pliegues textiles.
La Virgen mira hacia el foco lumínico, lo que le provoca sombras en su
semblante, con un solo apunte orfebre en el pecherín. El craquelado del esmalte incide en la
antigüedad de este retablo doméstico, protegido por tejaroz a tres aguas y la
excepcionalidad de un solo farolito.
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