Se trata de una pieza habitual del horno del paseo de Sancha, de 45 x 60 cm. que complementa un primer plano del rostro de la talla de Ortega Bru, con la vista de la torre de los Mártires y un texto escrito. Sin duda, un regalo para toda la vida.
Como todo trabajo de Pablo, incluye detalles curiosos, como el hecho de que queden recogidos los mosaicos de Emilio Sánchez Palacios, que lucen en la fachada de la parroquia desde hace un par de décadas.
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