Años
después el maestro Romero sorprende con otro mural, que intenta diferenciarse
del anterior pero manteniendo su peculiar sello. El mosaico fue costeado
por los trabajadores del Centro de Salud Victoria, sito en la calle Chaves, próximo
a la parroquia de San Lázaro y a la propia casa hermandad, siendo alegría y
consuelo para los pacientes.
Una
visión más frontal y un tratamiento más suave de la luz, sirven de base para
una correcta red nodular enmarcada sobre fondo azul adamascado. La Novia parece tímida, con la mirada baja
y algo ensimismada, al límite que parece que se le va a escurrir el rosario de
su mano derecha. Destaca el prodigioso ejercicio de sombras en las blondas y el
tocado, como ejemplo de la evolución de este artista en el último
lustro. En esta ocasión los querubines son esquinados y escuetos, estando
inmersos en el medio punto arquitectónico, con un notable protagonismo de la
peana con la advocación mariana y su nombre popular en elegante rótulo.
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