El zócalo cuenta con unas dimensiones de 10,5 m x 1,20/1,35 m en la zona de mayor desnivel. Sigue la dualidad cromática blanco-azul cobalto del mosaico al que hemos aludido anteriormente, aunque las dos heráldicas que centran cada zócalo sí que están policromadas. Representa dos escenas similares enfrentadas entre sí. En ambos paramentos encontramos parejas de leones, inspirados en los del Congreso de los Diputados, que flanquean los dos motivos heráldicos, perpetuando la interpretación simbólica del león como alegoría del poder y la seguridad.
Pablo Romero toma como modelo la pareja de leones que realiza Ponciano Ponzano para el Congreso de los
Diputados (Madrid) en 1865)
El primero de los escudos, en una venera, se inspira en otro que aparece en un lienzo de la colección particular del dueño del inmueble. Este escudo, que representa al Rey, sigue la tipología del llamado ‘’escudo pequeño’’, en el que solo aparecen las armas de Castilla y León, junto al escusón de los Borbón-España. Se rodea del Gran Collar de la Orden del Toisón de Oro y la Encomienda de la Orden de. En su parte inferior inserto en una filacteria, se incluye el lema ‘’Vive y deja vivir’’, cuya lectura puede dar lugar a distintas interpretaciones dentro del conjunto del zócalo y la heráldica.
El segundo escudo hace referencia a la heráldica de la provincia de Málaga (también simplificado), y nuevamente se añade una filacteria que reza: “De niño la vi y de mayor la conseguí”, que no guarda ninguna relación con el original. Una peculiaridad es que, en la heráldica original, la corona es abierta, mientras que en el cerámico es cerrada, a semejanza del escudo real.
El discurso cerámico también se caracteriza por la presencia de nueve ángeles atlantes, cada uno con un rostro distinto, que sostienen los fustes de unas columnas que a su vez soportan un friso que recorre todo el perímetro del zócalo. Dicha arquitectura fingida viene acentuada por unos juegos ópticos de perspectivas que resuelven de manera magistral la sensación de profundidad en algunas de las columnas.
En la imagen se aprecia el progresivo aumento de la altura del zócalo en su parte inferior para solucionar el desnivel que hay en el zaguán del palacio. Detalle en el que se puede observar el recurso óptico que genera sensación de profundidad en el friso de la arquitectura fingida, pintándose el azulejo con una tonalidad más oscura que sugiere las sombras de la arquitectura El conjunto del zócalo se decora con formas geométricas propias del Barroco, como volutas, roleos o motivos vegetales, entre otros.
Por último, queremos agradecer las facilidades prestadas para la toma de fotografías por parte de la propiedad del edificio, el cual se convierte en un punto de referencia de la ruta cerámica del centro de la ciudad de Málaga, como una aportación actual que sintoniza perfectamente con un edificio barroco felizmente restaurado hace pocos. Además, esta no es la única pieza de Pablo Romero en esta vía, ya que a escasos metros se sitúa una de sus primeras obras, el mosaico de los titulares de la Hermandad Sacramental de Viñeros, así como una pieza clásica como es la del antiguo Nazareno de Viñeros, obra de Alfonso Chaves, producida por los hornos de Ramos Rejano a mediados del siglo pasado. Invitamos a todos los malagueños y foráneos a que detengan su paseo por la remozada calle Andrés Pérez y hagan una visita al zócalo en horario de apertura del negocio, que también animamos a visitar, como reivindicación del comercio tradicional ante la ‘’invasión’’ de franquicias impersonales por doquier.
Maravilloso!
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