El pórtico del Santuario, de
reminiscencias florentinas, en concreto de la logia del Hospital de los
Inocentes, diseñada por Filippo Brunelleschi sirve para dar una armónica bienvenida, aunque su acceso
principal, orientado hacia el oeste, indica una disposición algo forzada en
relación a la actual disposición de la plaza. Así, la obra se ofrece de costado,
y en la geometría de los arcos se enmarcan dos retablos cerámicos de desigual
estilo y efecto.
El primero de ellos se realiza en
1983 por el entonces taller cerámico de Santos Campanario, sin especificar la
mano del pintor de nómina, siendo
financiado por la entonces novel hermandad del Monte Calvario, con la más que
segura mediación del inquieto y polifacético sacerdote, el Canónigo D. Manuel
Gámez. Estamos ante el prototipo de mural devocional historicista, que rememora la escena de la Aparición de la
Virgen de la Victoria a San Francisco de Paula, en una composición narrativa de
dos planos, el celeste y el terrenal, todo ello enmarcado en un ambiente natural
idílico de profusa vegetación. El mural se basa en un óleo de 1930 que centraba
el estandarte de la Asociación de Señoras de la Virgen de la Victoria, del
pintor Salas, en un periodo de auge procesionista, que fue lastrado de cuajo.
En una tarjeta inferior se alude
a la fecha del 8 de septiembre de 1983, II Milenario del Nacimiento de la
Virgen, en un ejercicio matemático que invita a calcular y reflexionar a toda
persona que se acerque, y que puede quedar ensimismada por detalles como los
cíngulo, rosario y bastón del Santo, el manantial de agua que mana de la nube
angelical, los zapatitos del Niño, que parece balancear sus pies, o el dialogo
entre la geometría vegetal de la orla frente al caos del follaje, con la
verticalidad vencida hacia la izquierda de la arboleda, y la doble corona de la
Virgen y la ermita en lontananza.
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