La ubicación elegida para la pieza, enmarcada en bastidor metálico, es estratégica, con una visión inmejorable desde el entorno del puente de la Aurora, y haciendo pareja con el ya clásico mosaico del Crucificado de la Esperanza en su Gran Amor, realizado hace un lustro por Pablo Romero. Así, en un lienzo de pared tenemos una clase práctica del estilo y la técnica de los dos referentes en la realización de murales vidriados en la ciudad de Málaga, aunque los tamaños no sean idénticos, circunstancia que quizá habría que haber tenido en cuenta para una visión más perfecta de todo el conjunto, no obstante, el resultado es sencillamente espectacular e incide, una vez más, en el valor artístico y cultural de la cerámica, en este caso devocional, y como va en beneficio de la decoración y exorno de lienzos de pared de los edificios.
García Romero vuelve a innovar en el diseño del mosaico. Se trata de una pieza irregular en su forma, con un remate superior, que afronta la complicada posición del Cristo, dándosele un especial protagonismo al rostro y a los pies, que aparecen en un primer plano, consiguiéndose una notable sensación de profundidad y perspectiva.
La cenefa incluye distintas alusiones a la corporación de San Pablo, y en especial, el sudario, los arcángeles de los laterales del trono y los pebeteros que sirven a modo de orla decorativa. Asimismo, la rotulación en la base de la obra es rotunda y de un tamaño apropiado para poder leerse a distancia.
Sin duda, una nueva genialidad compositiva y de ejecución de García Romero, felicitándolo tanto a él como a la hermandad por apostar por la cerámica devocional, en este caso con una imagen que aún no tenía ninguna representación de este tipo. En poco tiempo seguro se convierte en un clásico del paisaje de la zona y en un plus para visistar el barrio de la Trinidad. Una vez más, las cofradías y los artistas, haciendo ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario