El acervo azulejero
realizado en tiempos de escasez demuestra la visión educadora que se pretendía
con estos lienzos de plaquetas. Este es el caso del retrato del Padre José
María Aicardo, alma mater de esta
institución, al que aún no se le ha reconocido la ingente dedicación a varias
generaciones de jóvenes malagueños. Sus
restos descansan en la capilla del edificio, pero su presencia queda
inmortalizada en un mosaico que observa con
cariño y preocupación a aquellos niños que jugaban a la pelota en el patio
porticado. Casi ilegible se aprecia la firma de Juan José Macías, de los talleres sevillanos de Mensaque, en una formidable pieza vidriada de 45 x 60 cm ubicada a considerable altura.
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