DEL LIBRO "MARÍA EN LOS RETABLOS CERÁMICOS DE MÁLAGA"
Los actos por el V aniversario de la bendición de la Virgen se hicieron coincidir con el nuevo exorno de su capilla, que hasta entonces había mantenido cierto aire de provisionalidad. El espacio se mejoró con nuevo cortinaje de damasco con dosel de terciopelo burdeos, aceiteras de orfebrería y en especial con dos cuadros cerámicos simétricos que inciden en los dogmas marianos. Así, los óvalos con las leyendas Madre de Dios, Por Siempre Virgen, Sin Pecado Concebida y Reina Asunta al Cielo, aluden respectivamente a los dogmas de la Maternidad Divina, proclamado por el Concilio de Éfeso por el papa Celestino I en el 431; la Virginidad perpetua de María, proclamado por el Concilio de Constantinopla en el s. IV y en el II Concilio de Letrán; la Inmaculada Concepción, proclamado el 8 de diciembre de 1854 por la Bula Inefabilis Deus del Papa Pío IX; y la Asunción al cielo, proclamado por Pio XII en 1950. Este desarrollo dogmático incide en la defensa que la corporación expresa del Misterio de la Mediación Universal de María, quizá como futuro dogma de la Iglesia para este siglo XXI, de la cual esta Dolorosa es una advocación excepcional y profética del mismo.
Sendos cuadros presentan similar tipología,
con una rotunda y afiligranada cenefa
de carácter vegetal con profusión de flores y hojas formando roleos en una orla
con marco interior mixtilíneo que rodea las escenas representadas. La
ornamentación en color amarillo, como si fuera oro sobre un fondo de azul
intenso, fue un duro reto para Zabala al ser de pequeña y abigarrada
composición. Así los temas dogmáticos de la Maternidad divina y el de la Virginidad
perpetua se representan con la reproducción del cuadro de Rafael Sanzio
titulado La Virgen Sixtina que se conserva en el Gemäldegalerie Alte
Meister, de Dresde (Alemania). Este
famoso cuadro del cinquecento fue
interpretado por el ceramista de la manera más fiel posible, reproduciendo a la Virgen, el Niño, San Sixto
y Santa Bárbara, con sus peculiares escorzos y cobijados bajo un telón abierto.
Mención aparte merecen los archiconocidos angelitos, tantas veces recreados o
la simbología de la tiara papal posada en la balaustrada inferior. Las denominaciones dogmáticas aparecen en
sendas cartelas para la óptima interpretación catequética. Quizá sea
una de las mejores copias de lienzos originales
realizadas por el ceramista Zabala, con un colorido en el vidriado que recrea
los modelos sobre tela y
una esmerada definición de los personajes principales o del coro de ángeles que
los acompañan.
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