Años después el mismo autor
realiza un trabajo particular para el entonces hermano mayor de la corporación,
Carlos Ismael Álvarez. En esta ocasión se trata de un cuadro más pequeño, 45 x
60 cm que opta por un perfil diestro de la talla, aportando un aire novedoso a
los retratos habituales, aunque la orla marca de la casa, encaja en demasía el
icono central, cortando parte de la corona. La medalla de la ciudad de Málaga
con su lazo verde y morado luce en el pecherín y sirve de conexión cromática
con la pedrería que puebla la presea.
Sin lugar a dudas se trata de un vidriado magnífico que capta la
sensación de pesadumbre.
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