Calle Carretería es uno de los
espacios emblemáticos en el desfile procesional de la Virgen de la Esperanza. Dos
murales así lo atestiguan. El primero se ubica en las inmediaciones de la
estratégica tribuna de los pobres. Se trata de un vidriado promovido por devotos
y archicofrades capitaneados por un grupo de jóvenes esperancistas
formados por Pedro González, Alberto Ruiz, Raúl Guirado y Elsa Yeste, que
querían homenajear de esta manera a Santa
María de la Esperanza, como curiosamente reza la inscripción del óvalo
inferior de la pieza. Salvador De los Reyes idea un diseño que posteriormente
fue pintado por Patricio Zabala en 2003, manteniéndose fiel al original.
El
trabajo presenta unas proporciones de 1,05 x 1,35 m y destaca por una gran armonía ornamental que
a partir de una intensa cenefa, relaja el discurso pictórico con la figura
mariana enmarcada por un fondo celestial que transmite paz y sosiego. El minucioso trabajo de hojas de acanto y
flores, que nacen de grandes ánforas, van ocupando todo el espacio interrumpido
por seis óvalos que copan el perímetro del vidriado. Así, en la parte superior
e inferior se alude a la Virgen como Reina de Málaga. En los laterales De los
Reyes ideó un discurso iconográfico con atributos propios de la Virgen de la
Esperanza: la presea de oro que le impuso la fe de los malagueños el día de la Coronación Canónica, las
azucenas alusivas a su pureza, el romero y el ancla.
En cuanto a la representación
mariana se observa como el plano medio permite mostrar la corona y las manos,
ofreciendo el ósculo al devoto e invadiendo levemente con los dedos la línea de
separación decorativa. Este lienzo se
salvó del derribo del edificio que lo albergaba, ya que fue instalado en un
bastidor metálico, y así se mantuvo más de año y medio guardado por sus
propulsores hasta que volvió a recolocarse tras la reedificación del solar.
Además, como curiosidad hay que referir que inicialmente se barajó la idea de
adosarlo a un paramento de la calle Virgen de la Esperanza en el barrio de
Carranque, pero se desestimó la idea, entre otros motivos, por la presencia de
un naranjo que obstaculizaba la perfecta visión.
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